#36 parte 1 El arte de decir NO sin culpa – Autocrítica, validación y límites #CalladitasNo #podcast
[Música] Hola, bienvenidas otra vez a Calladitas, ¿no? Y les queremos decir que vamos a hablar de un tema bien interesante que es la autotexicidad. Y en este vamos a lo más seguro tener varios capítulos porque se van a dividir en varios puntos bien importantes que queremos desarrollar plenamente en cuestión de cómo podemos hacernos daño siendo muy tóxicos hacia nosotros mismos. Así es. No se lo pierdan porque Calladitas no. Bienvenidas a Calladitas, ¿no? Un episodio más donde vamos a hablar de algo muy importante. Soy Eva Marcus Shammer, doctora en psicoanálisis clínico y psicoanalista. Hola, yo soy Diana Cover y también psicoanalista y psicóloga clínica. Y sí, como dice Eva, hoy vamos a hablar sobre algo que que es bien difícil porque es un poco qué pasa cuando eres tu peor enemiga. Y sabes qué, amiga? ¿Cómo te acuerdas cuando estuvo tan de moda esto de ser tóxico? Y es que eres tóxico y eres tóxico y este es tóxico. Y lo que no hablamos es de las formas en que nosotras somos tóxicas hacia nosotras mismas y eh la violencia interior existe. Sí, es importante decirlo, ¿no? Todo el tiempo lo hacemos. Sí. No, porque es es es tener como una falta total de humildad, una excesiva exigencia, un un Sí. una una parte en donde en donde sí te devalúas fuerte, fuerte fuerte fuerte. Claro. Y la primera forma de autotoxicidad que queremos decirles es que estoy segura que a veces nos hablamos a nosotras mismas como no le hablaríamos a ningún amigo. Estoy segura. Y a mí me pasó cuando se murió mi hijo. Cuando se murió mi hijo, yo constantemente me culpaba y me decía, eh, lo hubieras salvado. Eh, fuiste una mala mamá. Este, no estuviste suficientemente con él. Debiste haber notado todas las señales. O sea, era constante mi autorreproche, mi hablarme de unas formas espantosas que me dejaban destrozada. eh destrozada. Yo era mi peor enemigo porque me acuerdo que cuando me quejaba con mi hijo y le decía, “Es que yo fui, me decía, mamá, no es tu culpa.” No. Y estoy segura que si eso le hubiera pasado a una amiga, nunca le hubiera hablado de esa forma. Entonces, hablases, nos de verdad nos hablamos muy feo. Sí. Lo que pasa es que además este nosotras dedicándonos a lo que nos dedicamos, además hay una Sí. una sobre una sobreposicionamiento en donde nos ponemos como estas no estas es conocedoras de la salud mental o de la enfermedad mental y y entonces sentimos que lo debemos de saber todo y que nuestros hijos tienen que ser perfectos y que los hijos tienen que ser perfectos y que nosotros tenemos que saberlo todo y que tenemos que saber leer entre líneas y y seamos muy claras. La verdad, la verdad también cuando hablamos de cómo neutralizar esta este veneno interno tiene que ver con, a ver, cálmate, tres rayitas. O sea, uno no lo sabes todo y sobre todo no sabes todo en relación a a nada, a la emocionalidad que pasa en el otro. Ah, no. Si no lo sabes de uno, de eso vamos a hablar cuando eres tu peor enemigo. Ahora, imagínate no poder leer entre líneas en la vida del otro. Y pregúntate, ¿te insultas? ¿Te exiges? ¿Eres cruel contigo misma? ¿Eres exactamente? Hablas con desprecio, ¿no? Este, date cuenta cómo a veces te disfrazada de responsabilidad te reprochas de más, te exiges de más. Sí. Lo que pasa es que esta voz interna, esta voz crítica, juzgona, ah, en algún otro lenguaje de la vida hablaríamos de esta voz superióica que todo el tiempo te está apuntando de que no eh eh lo estás no lo estás haciendo adecuadamente, viene desde muy temprano, viene desde la infancia, viene de padres y yo sí creo un poco de estos padres que nosotros tuvimos, que eran padres mucho más rígidos, eran padres más exigentes, más exigentes. Ah, en otro sentido, porque hoy creo que también los padres son muy exigentes en relación a lo que los hijos deberían de saber y de ser buenos en todo. Y nuestros padres eran exigentes en relación a cómo teníamos que respetarlos y cómo teníamos que agradecerlos. Ya hablaremos de esto cuando hablemos de la fractura entre los padres y los hijos adultos, pero pero yo me acuerdo que había como poca posibilidad de negociación con mi madre, era lo que ella decía y uno se atenía a eso. Y yo no creo que eso haya tenido muy buen efecto en poder platicar con uno mismo. Y hay que preguntarnos, de verdad, ¿le diríamos estas cosas que nos estamos diciendo a nosotras mismas? a nuestra mejor amiga, ¿no? Verdad. Entonces, no se las digan a ustedes. Necesitamos ser compasivas con nosotras mismas. Nuestra mente tiene que ser un lugar seguro, no una cárcel, no un lugar que nos provoca sufrimiento, porque el pensamiento es tan importante, lo que pensamos de nosotras mismas de verdad es tan importante. Entonces, háblense bonito. Sí, lo que pasa es que muchas veces no lo no lo tenemos muy disfrazado, no lo reconocemos, ¿no? Porque lo lo que hemos hecho es que lo hemos traducido como en los deberes, el deber ser, el deber ser, ¿no? Y yo puedo sola y y no no hay e o en esta otra parte de no soy tan buena como para poderlo hacer o me falta como inteligencia o me falta habilidad o me falta belleza o me falta humor o o no ya carisma y entonces todo el tiempo te estás juzgando todo el tiempo es esta voz interna este Sam Harris habla de eh hablar con el otro más estúpido en la en en la reunión. Cuando te sientes estúpido, cuando te sientes contigo mismo en esta crítica. ¿Estás hablando con este otro estúpido? Sí, porque es un diálogo de estúpidos, es de es es de tontos, es totalmente sin sentido. Entonces, acuérdense, esta es la primera forma de ser tóxicos con nosotras mismas y tratemos de hablarnos con amor, con compasión, con cuidado. Bueno, este, siguiendo un poco sobre esta línea, vamos, lo que tiene que tenemos que evitar a toda costa es que la mente no sea un lugar seguro y no una cárcel. ¿Y qué podemos hacer como para para lograr esto, no? Ah, la la forma de poder ser un poco evitar la autotoxicidad es no sentirte culpable ni sentir que eres merecedora de la ansiedad que estás sintiendo. Sí, porque esta forma de hablarte a ti misma lo único que va a generar es ansiedad y es culpa constante. Es lo que te decía con la muerte de mi hijo. Te genera to todo el tiempo. estás sintiendo ansiosa y culpable. Sí. Y entonces te cuesta mucho trabajo recibir amor, recibir reconocimiento. Sí. Este, empiezas a tener como en esta cosa de juzgarte, no le das a tu cuerpo el suficiente descanso, la suficiente reflexión, ¿no? Te estancas en esta visión minimista, o sea, muy sesgada de la realidad. haces de una parte de ti misma algo enorme, ¿no? Volviéndote tu peor enemigo. Sí. Pero bueno, la buena noticia al final del día es que no es la esencia, no es natural, es aprendido este juicio, esta crítica, este este castigo punitivo que nos nos ponemos es algo que hemos aprendido muchas veces como para adaptarnos al medio, porque también es cierto que que que son adaptaciones tóxicas, pero son adaptaciones. Entonces, hay que desaprenderlas y las tenemos que desaprender desde una desde un lugar como de más benevolencia hacia nosotros, de aceptación, de empatía, de podernos observar, de poder decir, “Oye, esto es lo que están es lo que estamos haciendo.” Un poco otra vez llegar a esta esta cosa como de la autoconciencia, de ser congruentes con uno mismo, de recordar los valores y de no y de evitar tener este mal diálogo interno. Yo diría que lo mejor es que podamos hablarnos como si nos amáramos profundamente. ¿Cómo sí o sí cómo sí? ¿Cómo sí? Hasta crear, hasta que te lo creas. Mm. De verdad, hasta que te lo creas, porque los pensamientos son realidades. Y si nos podemos decir, “Lo hiciste muy bien, te fue rebién en la cita, este, síguelo haciendo así. A lo mejor te faltó esto, pero no importa. Siempre hay una segunda oportunidad, lo vas a volver a hacer, ¿no? Este, sí te comiste el pastel que no querías porque te pusiste a dieta, pero no pasa nada, no es un momento, no es todo el día, reinicia, siéntete bien. O sea, poder estar con muy atentos a lo que nos decimos, muy atentos, ¿no? Y hablarnos como Sí, como más honestidad, más sabiduría, más ternura, ¿no? Este, porque justo porque lo que es es querer es quererlo hacer, querernos es querernos y quererlo hacer. Querer querernos Exacto. Porque si es una opción, es una elección. Una elección es quererte, una elección es no quererte. Y una elección es cambiar nuestros pensamientos, como estás diciendo. Sí, amiga, ¿qué harías este si nadie te estuviese mirando? Qué buena pregunta, ¿no? Y yo creo que eso es así. Deberíamos de vivir, así como dices, deberíamos de vivir. Y esa es otra forma de ser tóxicos con nosotras mismas, estar pendiente al que dirán, a estar todo el tiempo cuidándonos de cómo nos ven los demás. ¿Te acuerdas cuando empezamos este podcast? Sí. Tuvimos que saltar muchos obstáculos en esta en esta no desde este lugar en donde nosotros decíamos podemos, sino todo el tiempo estábamos y qué dirán los demás, ¿no? Y qué no desde los hijos hasta la los compañeros, hasta el marido, hasta no mucho. Yo me acuerdo que tuvimos esta discusión de qué iban a pensar los colegas, ¿no? que y entonces sí en el qué dirán, se te va la vida y dejas de hacer tantas cosas, tantas cosas, porque nos han enseñado a agradar a los demás, nos han enseñado a complacer, nos han enseñado a cuidarnos, a cuidarnos porque siempre alguien te está viendo, ¿no? Y no, no. Lo que pasa es que además convertimos este juicio ajeno en una ley interna, en validarte. Exacto. No, si tú no y además hablamos con muchas preguntas y no como decir es que pienso esto, esto y a ti, ¿qué te parece? No. Y tú qué opinas y y estás estás de acuerdo con lo que estoy diciendo todo el tiempo validando, validando, validando, esperando la validación. Muchas veces ni siquiera la recibes, ¿no? Pero si la pides, la pides internamente, porque esto volvemos al diálogo interno, lo que hablábamos en en no lo que hablamos hace rato, esta parte de validarte internamente a partir de lo que los demás piensan de ti. Te importa mucho el que dirán. ¿Por qué nos tiene que importar qué dirán? La gente siempre va a decir algo. Mi papá decía, “Mientras más alto llegas, más ojos puestos en ti.” ¿Qué quiere decir? Mientras más te expones, más gente te está viendo y todos tienen opiniones. Es inevitable. Sí. Y no podemos nuestra vida depender que dependa del qué dirán para lo que hacemos, para lo que no hacemos, para cómo nos vestimos, para a dónde vamos. No, tenemos que parar eso. Sí, porque esto también genera mucha genera mucha ansiedad de todo el tiempo querer agradar y genera ah relaciones poco auténticas porque entonces si tú todo el tiempo estás queriendo agradar a la otra persona, la otra persona no va a saber quién eres, no saber no no va a saber qué quieres, no vas a saber cuál es tu opinión porque siempre estás buscando vivir desde la opinión del otro, desde la perspectiva del otro. Y eso es muy cansado, genera mucha ansiedad, muy cansado y te quita toda la libertad, te desconecta, te desconecta con los te desconecta de los demás. Estoy de acuerdo. Toda la libertad de actuar, ¿no? ¿Qué va a decir? ¿Y qué dirá? Hay que ser como somos. Que diga lo que piensa, si nos acepta, qué padre. Y si no, no. Me acuerdo que un querido amigo que acaba de fallecer Mutu Rolando, decía, “¿Sabes que es rico de la edad? que ya no te importa el que dirán, ¿no? Y yo les digo, hay que empezar antes, de verdad, tenemos que empezar antes a que nos deje de importar el qué dirán los demás. No, no, no vamos a cumplir las expectativas de nadie. No vinimos a este mundo a cumplir expectativas de nadie. Pero mira, aunque las cumplieses, ¿no? Porque digamos que de repente uno puede sentir que lo que hizo lo hizo bien y nosotros estamos al pendiente de que este que este podcast sea un podcast que agrade, que aporte algo. Las las opiniones que necesitamos de los demás es importante para irnos guiando. Yo tampoco creo que somos una Sí. Este, no somos aislados un un una isla. Estamos estamos no estamos en un continente en donde el continente sí de alguna manera también te va como esquematizando en el sentido de de oye, sí, bien, bien, ahí van, sí, esto me interesa, por favor, habla un poco más de esto y esto lo hemos logrado un poco en Calladitas, entonces tampoco podemos no anularnos de de todo de los demás, pero no puede controlarte. Exacto. Entiendo a lo que vas y es bien importante lo que dices porque cómo nos podemos, o sea, es no no por que no te importe el qué dirán, vas a ser violento con alguien, no porque sí no le quieras dar importancia al que irá, vas a atreverte a hacer cualquier cosa que incomode a los demás. O sea, vives en una sociedad, eres gregario por naturaleza. El qué dirán, pues es importante, pero no como dices, que no te controle, ¿no? Sí. que no te defina, que no te defina, que no te quite la libertad de ser quién eres. Entonces, la la solución un poco a esto es sí entender, yo te diría, si yo tuviera que pensar en mí misma y y no estar tan al pendiente de lo que los otros dicen y sí estoy de acuerdo contigo que sí la edad ha ayudado muchísimo a que uno le calme un poco a ese eh no a ese ser interior que todo está todo el tiempo está en cuidado y a ver, tienes que adaptarte y no te salgas demasiado de él. ¿Sabes qué, amiga? Ya sabemos que no le vamos a agradar a todo el mundo. Ya sabemos que no somos ajonjolí de todos los moles. Ya sabemos que hay gente que le vamos a caer mal. Sí, creo que te importa ya menos, ¿no? O es una realidad que aceptas. Ni modo. Hay gente que te quiere y hay gente que no te va a querer. Sí, no sé. Creo que nunca es rico aceptarlo como como no no ser querido creo que no es parte tampoco del grupo porque yo creo que si queremos ser para ser integrados necesitamos ser de alguna manera aceptados y queridos. Entonces, creo que esta voz, este personaje al que no le caes bien o al que no puedes agradar, de repente sí está ahí como un obstáculo, pero creo que uno aprende a vivir mejor con el entendimiento que eso pasa. Claro. Y pensar a quién tienes miedo de desilusionar, a quién tienes miedo de decepcionar, ¿no? Cuidado, porque yo digo que tarde o temprano quienes somos sale a la luz, nos guste o no. Entonces tenemos que preocuparnos menos por lo que piensen los demás porque van a pensar cosas, o sea, es inevitable, ¿no? Bueno, acuérdense entonces, sí, de su cuaderno, de sus anotaciones y hagamos un un trabajo un poco más de conciencia en relación a estas cosas. No, ¿quién qué qué no le dirías a tu mejor amiga y qué no le dirías a tu a tu propia alma? Sí. Este, porque otros lo hayan dicho. Exacto. Y no vivir en función de los demás, eso duele mucho, lastima mucho y es una gran forma de ser tóxicas con nosotras mismas. Sí. Pues otra forma de ser tóxicas con nosotras mismas es poner límites. La dificultad de decir no, no. Y habrá que preguntarnos, ¿cuántas veces no te ha pasado que te invitan a algo y o te y y no puedes decir que no? No, porque te da miedo. Estaba yo pensando en alguien que me acaba de decir, no quiere tener relación con una persona que es muy tóxica, no es una mujer y esta esta chava la está buscando porque es es health coach y le está enseñando a hacer ejercicio, pero es es un health coach que ha querido que es tan intrusiva y y es parte de todo el tiempo quiere estar en su vida y todo el tiempo quiere llamarle y controlarla y preguntarle, ya sabes de qué haces y qué comiste y qué no hiciste. un health coach que se ve que ha de tener pocos pacientes, pero está encima de esta chica que dice, “Me gusta porque la verdad he bajado mucho de peso, me ha ayudado bastante, es una me ha dado las bases para empezar, pero ya está, ya quiere ser parte de mi familia y ya quiere meterse en cosas que que no debe y ya quiere este empezar con mi esposo a darle y la verdad no quiero. Sí. Y no puede decirle que no le da miedo decirle que su esposo ya está muy molesto de que le hable a cualquier hora del día y le mande mensajes a cualquier hora del día para decirle y recordarle lo que tiene que hacer y el ejercicio que tiene que hacer. y ya como que se hizo medio su amiga. Entonces, ya a cualquier momento le se está quejando de su marido o le está contando de sus hijos o esta health coach, ¿no? Y no le puede poner, no le puede decir que no y no se atreve, amiga. Sí, lo que pasa es que yo creo que lo que le da es dos cosas. miedo a lo que hablábamos antes, de no ser querida por la otra persona si no asume lo que la Health Co le está diciendo. Dos, yo creo que muchas veces la culpa también sirve como para protegerte y por eso no pones límites. Te da culpa. Claro. No te proteges de la reacción que la otra persona puede tener cuando tú le dices, “Oye, espérame. Sí, no quiero que te metas tanto.” ¿Quieres que todos te quieran? No, sí quieres que todo, pero pero sí, exacto. Pero pero también esta parte de de esta parte de sentir culpa porque se nos enseña a agradar sobre todas las mujeres, sobre todo en la cultura latinoamericana y y mexicana, ¿no? Uno tiene que ser agradable, ¿no? No puedes decir que no. No, si te invitan. Es más, cuando vas, A mí me pasa mucho, ya ves que yo soy tan especial con la comida. Muy yo la paso remal cuando voy a invitar. Prefiero que no me inviten a comer a sus casas porque hay muchas cosas que soy alérgica y cosas que no me gustan, ¿no? Y soy particular, ¿no? Y en México la comida sí es una cosa y no puedes decir que no. Yo leí alguna vez que la la la reina de Inglaterra ah imagínate, nunca nunca lo había nunca lo había ni considerado, pero imagina estas personas van a y tienen que ir a diferentes lados del mundo y entonces qué quieren hacer estos países pues los quieren agradar con el baile, con el viaje, con lo que se come, con lo que se bebe, con lo que sí, con con las costumbres. Y esta mujer tenía un solo menú cuando iba de viaje. Ah, muy bien. Eso yo debo de hacer. Y eso yo me imagino que que lo que hacían era entonces ponerle como ese menú en medio de de de todo lo demás y ella nada más como ahora sí que comía suí su su pollito cocido con susit. Yo no soy la reina. No, pero a lo que voy, a lo que voy es que la gente quiere agradar con lo que mejor sabe hacer y llego yo a decir que que no me gusta, me siento fatal, eh, esto que dices de la culpa me siento fatal, me siento muy incómoda. Sí, pero el el tú al menos dices que no, pero hay mucha gente que se come la comida, que se que se No, el el Hay un hay una historia muy trágica de de mi esposo cuando se fueron a a casar a a Tamaulipas, creo que fue hace muchos años. iba mi hijo también y habían unos invitados canadienses y estaba un señor un señor con sus dos hijos y uno de los hijos era alérgico a las cacahuates y a la hora de que lo sirven un digo, pero estamos hablando de un hijo de 42 años, algo así, tampoco era un niño, le sirven un mole y este mole tenía cacahuate. Ay, qué horror. Y este hombre, además de ser un imprudente, no preguntar, porque yo sí pregun si te puedes morir, no es que no me guste, es que te puedes morir. Entonces tendrías que preguntar, oye, ¿tiene o no tiene cacahuate el el lo que sea? Claro. No, pero no lo preguntó y tal vez, no lo sabremos porque falleció al comer el el mole. Ah, la verdad, a lo mejor le dio pena preguntar porque estas personas ahí en el rancho le habían hecho un manjar. con una situación de total hospitalidad mexicana, cariño, ¿no? Con ganas de de de agradar. Le costó la vida. Le costó la vida. Le costó la vida. Entonces, estamos hablando de un de un caso muy extremo, pero el no decir el el no saber decir que no puede llevarte a la drogadicción, a tener sexo que no quieres, a a amar a alguien que no amas, a tomar un trabajo que no quieres. Vamos, puede tiene implicaciones muchísimo muy amplias. Yo sí en en la comida yo sí he aprendido a que me siento después tan mal si voy a comer algo que me hace daño que me da pena. Y muchas veces les digo desde antes, sabes que soy bien especial, discúlpame, no te ofendas, no es personal, tengo varios problemas en No, ahora sí que del estómago relacionados con ciertas comidas que no puedo comer. Entonces, mejor te digo lo que puedo comer o no te ofendas si no voy a comer. Y así como eso es todo. Necesamos saber decir que no. Lo que pasa es que rechazar, rechazar ciertas cosas no es rechazar al otro como tú dices. Si no lo cumples, te rechazas a ti mismo. Y puede tener consecuencias fatales o consecuencias en donde incómodas. Incómodas hasta donde no. A mí me pasa mucho que que sí cuando quieres decirle a alguien en lo insignificativo, porque tú estás hablando de algo como mucho más, vamos, representa un daño, pero hay cosas que no representan daños inmediatos o al menos uno cree que no. Entonces decirle al otro, “Oye, espérame. Eh, creo que excediste, te excediste en lo que me dijiste o o no me dejas hablar o te quise exponer una opinión y no me quisiste escuchar. Esto también son límites. Y no me gusta que me toques así. Y no me gusta que me toques así. Y no me gusta que me hables así. Y no me gusta que hables por mí. Lo que pasa es otra vez en mi país esto es algo que se hace con mucha más facilidad, ¿no? La gente se ofende menos porque la el lenguaje yo creo que es más duro y la manera de convivir es más dura. Es una dura, sí, desde estándares mexicanos. Pero no, este, tú le dices, “Oye, ¿me invitas a comer?” No, no, no. La verdad no puedo ahorita porque sí quiero comer a solas con mi marido. Aquí sería impensable decir algo así. Impensable. Mi casa es tu casa y si quieres llegar con maletas, éntrale, vente. No, este, porque así es. Claro, como también dice el dicho mexicano, cómo es el muerto y el arrimado a los tres días apesta. Entonces, bueno, cl apesta más cuando no puedes decir que no. No, cuando no quieres decir que no. Eso cuando no quieres decir que no es todo, todo se complica. Es importantísimo decir que no decir que no es importantísimo de saber que no que el que se ofende es el otro para tú autocuidarte. Sí, atrévete a decir que no, porque el que deso ofende es el otro y el otro tiene que poder entender, no más entender, sino lidiar con su ofensa. Ah, sí. Ah, exacto. Eso un problema, ¿no? Y no es personal. Y si te cuesta, y si no puedes, bueno, pues entonces tendremos que revisar si la amistad es tan amistosa. Claro. Y ya veremos. Claro. Entonces, cuidarse a sí mismos diciendo que no, poniendo límites es importante. Muy importante. Oye, otra otra manera de no poner límites es cuando no le haces de ser tóxicos con cuando no le haces caso a tu cuerpo, cuando no la toxicidad está puesta, el veneno está puesto en el en el cuerpo y no te das cuenta y empiezan a ver manifestaciones claras y concisas de que no de que no has puesto un límite adecuado. Sí, otra forma de hacerte de ser tóxico contigo mismo es ignorar todas las señales que tu cuerpo te da. Sí, cuando estás cansado, pues duerme. Cuando tienes hambre come. Cuando cuando necesitas estar en silencio, hazlo. Tu cuerpo te habla y es muy importante. Si lo ignoramos nos enfermamos y muchas veces este, bueno, hay un gran problema. de salud física en el mundo por ignorar nuestro cuerpo, por ignorar todas las señales que nos da el cuerpo. Sí. ¿Cómo puedes ver gente con diabetes sí, que dice, “Bueno, pero un pan dulce no me hace daño.” Eso es ignorar el cuerpo, ¿no? Pues ahorita ya con los parches estos que tienen aquí, que están que están enlazados con los teléfonos, es una cosa chistosa. No voy a decir quién, pero una una persona de mi familia este tiene tiene el parche aquí, lo tiene en el teléfono, está conectado con el teléfono y entonces él tiene diabetes y entonces es muy curioso porque come, come, come y de repente el teléfono empieza a vibrar y entonces dice, “Ya me excedí.” Pero ya después, pero ya después de que el mal está cuando su azúcar está en 240, o sea, el hecho de que tu teléfono o cualquier cosa ya te esté diciendo que te excediste y y vamos, es una alarma, ¿no? No me parece que es un es un límite en donde puedes comer hasta que suene la alarma. Eso nada más lo hacemos para despertar. Exacto. Exacto. O sea, dormimos hasta que suena la alarma y nos despertamos. Pero pero esto me parece y ya lo he visto que mucha gente lo hace. Sí, yo te acuerdas cuando estaba trabajando, estaba de voluntaria en el hospital metodista, la cantidad de personas con diabetes que ignoraban sus sus monitores de diabetes. Es impresionante. Pero además, ¿saben qué? Esto que ignoramos tiene una raíz emocional, ¿sí? tiene también una parte muy emocional y es que al ignorar, ¿por qué? ¿Por qué necesitamos darle azúcar a nuestro cuerpo cuando nos hace daño? ¿No? ¿Por qué? ¿Por qué estamos caminando con el pie no con falseado o torcido y los ves corriendo, amiga, los ves haciendo deporte? ¿Qué no pueden darse un tiempo? Es es cuando lo conecto con la emocionalidad, ¿no? ¿Por qué? ¿Por qué está ese exce esta exigencia a tu cuerpo de estar siempre funcionando en la perfección? ¿No? ¿Por qué no puedes sentirte cansado a veces? Sí. No, nosotras nos pasa mucho, amiga. Sí, ¿no? Bueno, cállate. Nos pasa mucho que trabajamos a veces horas forzadas y no estamos escuchando que Pero eso es una es una autoagresión. Digámoslo con todas las palabras de la ley. Es una autoagresión el no hacerle caso. ¿Te acuerdas que en la carrera de psicoanálisis ah se hablaba mucho de la contratransferencia? Y la contratransferencia era justo, ¿no?, esta capacidad que podías de repente sentir en el cuerpo en relación, me acuerdo mucho de de con el paciente, ¿no? En el que de repente podría sentir como cansancio un un movimiento estomacal que decías, “Qué raro, yo nunca tengo esto.” ¿Te acuerdas cuando conociste a la persona y te fuiste a vomitar? Ay, no. Bueno, no, no se me olvida. Estábamos en una cena, no saben qué cosa más espantosa. Y llegó un tipo, bueno, di la verdad, era un galán. Era un galán de Eva. Era un galán de Eva. Sí, era un date. Era un date. Y bueno, ya había salido un par de veces con él y entonces me dijiste, Diana, venlo a conocer. Sí, quiero tu opinión porque aquí siempre mi amiga tenía que que pasar este revista y de repente se me va al baño. Qué cosa? No me recuerdo a partir de ese momento haber vomitado así. Nunca más. Qué barbaridad. Una borracherita. Pero pero nunca más así. Qué barbaridad. No, hasta me fuiste a buscar y me escuchaste. Se se tardó. Se tardó en el baño y me fui a buscarla. ¿Y qué pasó? me dice, “No vuelvas a salir con este tipo. Es horrible, horrible.” No, es que sí me pareció horrible, horrible. Y lo bueno es que sí, a toro pasado nos dimos cuenta que era horrible, horrible. Bueno, y mi amiga tiene buen buena capacidad de percepción. regresamos a que yo creo que la intelectualidad y no sé qué opines, pero yo creo que de repente la racionalidad, la intelectualización que hacemos de todo nos ha cortado el entendimiento de lo que usamos. Ya no usamos el cuerpo para estas cosas. Cuando alguien, un paciente dice, “No, no, no.” Pues es que es visceral lo que siento. La primera cosa, caso. Yo siempre les digo, “Haz caso, por favor.” Yo no, yo muchas veces digo, ay, ay, ay, ya, ya va a empezar con sus hipocondriaxis, ¿no? Sí, porque yo no le hago mucho caso al cuerpo. Y y pero tienen razón, o sea, si te huele mal, si te sabe peor, es veneno. Otra forma de ser tóxicas con nosotros mismos es automedicarnos, ¿no? Bueno, es automedicarnos. Ustedes saben que yo en México es como no se usan las recetas para los antibióticos. Bueno, sí se usan ya ya cada vez ya se usan, pero cuánto tiempo no se usaron. Años. Y y el daño que eso ha causado hasta el día de hoy y no nada más en México, en todos lados, que los medicamentos ya no tienen efectos y los bichos se han hecho resistentes a los medicamentos por esta automedicación. Pero eso es una sobreexigencia entonces porque eso no es no hacerte caso, eso hacerte demasiado caso porque entras en este lugar de ansiedad y entonces crees que te puedes automicar, crees que te puedes inyectar solito, crees que porque la receta anterior al dolor de garganta va a ser el mismo que no 3 años después y no. Pero bueno, yo yo creo que hay que poner también un un una un límite en eso. Definitivamente me reí porque cuando dijiste inyectar, yo que no sé inyectar una vez me al no tener me inyecté sola, ¿no? Bueno, no. Y no sigo sin poder entender que hagan eso. Cada síntoma es una emoción que no supiste nombrar. Acuérdate de eso. Entonces, haz repítelo, repítelo. Cada cada síntoma es una emoción que no supiste nombrar. Muy importante. Okay. Cuando estás con una persona y te sientes incómoda, aguas, nómbralo. Es una emoción. Sí. Tu cuerpo te está diciendo algo. Yo yo siempre les digo, hazle caso a tu cuerpo. Tu cuerpo no se equivoca. Sí, no se equivoca. Sí, a lo mejor necesita traducirlo, necesita traducción. Hagamos la traducción. Hay tantas formas, ahorita hablamos de muchas formas de ignorar al cuerpo. Automedicarte, ¿sí? No ir al doctor, no hacerle caso cuando estás cansada, cuando estás adolorida, cuando te duele algo, ¿no? Este, evitar nuestros chequeos anuales es una forma de ignorar el cuerpo, ¿no? Háganle caso. Como mi papá decía, es la máquina. Acérquense a especialistas. Acérquense a especialistas. Sí. No, siempre piensen. Ah, tampoco se subirían, vamos, no dejarían si tuvieran un efecto, vamos, si tuvieran un padecimiento neurológico y tuvieran que operarlos, sí, se irían con mejor neurocirujano que encontrase. Escuch y además otra opinión, ¿no? Vay, vayan ahora sí que así como dijimos, no le hagan caso al otro cuando se trata, ¿no?, de la crítica. Cuando se trata de un conocimiento que uno no tiene, háganle caso, háganle caso al que sí sabe. Sí, porque eso también está fatal. No, no me lo voy a tomar porque está muy caro el medicamento, ni me importa que me lo haya mandado. Tú sabes que hay una estadística que solamente el 50% de los pacientes se toman las medicinas que los médicos les dan. Tú eres una de ese 50%. Yo soy una de esos 50%. Me siento ya mejor cuando he visto el médico y muchas veces ya se me quitó y mira, rara vez veo el médico, pero cuando lo veo Sí, porque también es esta culpa interna de, ay, qué exagerada, fuiste de ir al doctor, si nada más te dolía la panza. No, yo sé, yo lo hago muy mal. Luego pasan estas cosas, ¿no? Tu cuñado que que murió de una indigestión. Bueno, murió de un cáncer de colon, ¿no? Pero cuando llegó al hospital era un casi un infarto. Sí. Y alguien más decidió llevarlo porque él no quería ir. Ah, tú dices mi otro cuñado, Tonio, que en paz descanse. Sí, tenía un dolor, lo llevaron al doctor y ahí fue un mal diagnóstico. Le dijeron que tenía una indigestión y a los 47 minutos estaba muerto. Ah, fue un mal diagnóstico. Ah, qué horror. Sí. No fue muy triste eso, pero bueno. Las consecuencias de no hacerle caso al cuerpo es cansancio crónico, es eh, amiga, este este síndrome este síndroma que que a muchos los lleva al hospital, ¿no?, de burnout, es justamente por no hacerle caso a tu cuerpo, ¿no? Donde trabajas y trabajas y trabajas. Estamos hablando de nosotros, hinchas, te hinchas, no puedes dormir en la noche, te da insomnio, todas esas cosas que no le hacemos caso a nuestro cuerpo, nos llevan a enfermarnos y al burnout, evitémoslo. Es una gran forma. nos reímos porque a todos nos pasa, no nos reímos porque no no no es es una broma interna, pero pero nos estamos dando cuenta que de repente también nos exigimos demasiadísimo. Entonces, no tengan dificultad, no tengan tanta dificultad de ser espontáneos, de disfrutar la vida, de pedir un día extra en el trabajo si te sientes fatal. De verdad, no vayan a contagiar a los demás. Además, no poder cancelar, ¿te acuerdas las dificultades para cancelar un paciente que te acuerdas? ¿Cómo me acuerdo? Ahorita todavía todavía seguimos con esas dificultades. Sí. No, no, no. Nosotras vamos a empezar por nosotras mismas. Esta forma de ser tóxicos hay que evitarla. Sí, porque nos puede costar la vida. Sí, ya lo vimos. Entonces, hemos nombrado en este episodio cuatro formas de ser tóxicas con nosotras mismas. Cuando nos hablamos cuando nos hablamos peor, cuando nos hablamos este cuatro. Sí, sí, llevamos cuatro. cuando nos hablamos como si fuéramos nuestros peor enemigos, cuando nos importa más el que dirán que nosotros mismos, cuando no ponemos límites, no sabemos decir que no. Y otra forma de toxicidad es ignorar el cuerpo. No se pierdan eh los siguientes episodios porque vamos a seguir hablando de todas estas formas de ser tóxicos con nosotros mismos. Ya dejemos de pensar que el otro es tóxico, sino nosotros y cuidar nuestras propias formas de ser tóxicas. ¿Por qué? Porque calladitas no.
En este episodio exploramos un tema fundamental que afecta nuestra salud mental: la auto-toxicidad. Analizamos las formas en que nos convertimos en nuestros peores enemigos y cómo esta violencia interna nos limita.
00:00:00 – 00:11:00 Tu peor enemiga eres tú
00:11:01 – 00:18:55 El qué dirán nos controla
00:18:56 – 00:28:46 No saber decir NO
00:28:47 – 00:40:25 Ignorar las señales del cuerpo
00:40:26 – 00:40:57 Conclusiones y cierre
Compartimos experiencias personales sobre el diálogo interno destructivo, la obsesión por la opinión ajena, la dificultad para establecer límites y la desconexión con nuestro cuerpo. Ofrecemos herramientas prácticas para transformar estos patrones tóxicos en relaciones más compasivas con nosotras mismas.
Un episodio esencial para quienes buscan liberarse de la autocrítica destructiva.
Síguenos y comparte tus experiencias👇
https://www.instagram.com/calladitas_no/
https://www.facebook.com/profile.php?id=61570289875375
@calladitasno5
Conversa con Diana 👉 https://www.instagram.com/dianacover/
Conversa con Eva 👉 https://www.instagram.com/evamarcuschamer/
3 Comments
Suscrito. Un hombre que se interesa en conocer más de, cómo piensan, expresan y proponen las (todas hermosas) mujeres.
Excelente proyecto!!!.
Solo falta ocupar la sección PLAYLIST donde se organiza por temas los videos o simplemente para guardar todos y no de uno en uno. Sigan sumando EXITO.
Espectacular lo de la vomitada 😂😂😂😂
Me encanta oírlas